Hay dos posturas: las de los que dicen que los regalos navideños hay que entregarlos el 25 de diciembre y los que defienden el 6 de enero.
Los abogados del 6 de enero apelan a la tradición: el día de Reyes se viene celebrando desde siempre. Las calles españolas se llenan las tardes del 5 de enero de desfiles, de niños que esperan que los Reyes les entreguen esa noche el regalo de sus sueños. El único regalo que van a recibir en todo el año.
El proceso de aculturación ha llevado a ganar terreno a Papá Noel, el Santa Claus (o San Nicolás) autóctono. Los niños casi siempre le prefieren sobre los Reyes Magos. Apenas comenzadas las vacaciones escolares, reciben unos regalos con los que podrán jugar durante dos semanas. Los padres, de alguna manera, también prefieren a Papá Noel. Es difícil aguantar a los diablillos que tienen en casa todo el día: ¡cuántas vacaciones tienen los maestros! Además, resulta insoportable aguantar a Christian con eso de que Papá Noel le ha traído un braquiosaurio y un lanzador de combate.
Las grandes superficies, desde luego, no tienen ese dilema: para ellas son Papá Noel y los Reyes Magos. Antes del 24, llenan todo de imágenes del santo de Anatolia (o de Laponia, que ya no estoy seguro). Pasado el 25, es el gran momento de los Reyes.
