En su última novela, John Grisham enumera el mobiliario imprescindible en toda casa de un redneck, de un hillbilly: "a sofa, a chair, and a huge HD television". Aquí en España ocurre otro tanto. Las chonis que salen en Hermano Mayor, inevitablemente, tienen un televisor de plasma en su dormitorio. Alguien va a ser desahuciado, se queja delante de un monstruoso televisor. En la batalla entre Veblen y Krause, ha ganado el primero. ¿Y por qué traigo a colación a Krause? Hace unos días, un amigo se encontró en El Corte Inglés a un conocido, profesor que trabaja en el mismo instituto de Baeza en que Antonio Machado impartió docencia.
—¿Qué haces?
—Voy a comprar un televisor.
—¿Un televisor? ¿Se ha roto el viejo?
—No, es un trasto. Un trasto. Voy a comprar uno que tenga alta definición.
Sí, por lo que parece el krausismo es una filosofía obsoleta. Aquí sigue triunfando la filosofía del haiga.