Borbones

Fernando VII el Deleznable

Resulta hilarante que en la Constitución española se diga que el rey es “símbolo de la unidad y permanencia del Estado” y que se añada más adelante que Juan Carlos de Borbón es “legítimo heredero de la dinastía histórica”. ¡Ja! Los Borbones han sido un desastre para España. Quizá es lo que quería Luis XIV, que durante la mayor parte de su vida adulta estuvo en guerra contra los Habsburgo.

Poco se pide a los reyes: que se casen, que tengan hijos, que mueran y dejen el trono a esos hijos. Algo tan sencillo no han parecido comprenderlo los Borbones. Felipe V abdicó en su hijo, que se murió a los pocos meses. Fernando VI era estéril. Mejor que lo hubiera sido Carlos III, porque sus genes transmitieron la idiocia a los sucesivos reyes de Nápoles y España. Carlos IV llegó a abdicar hasta dos veces en unos pocos meses. Fernando VII fue uno de los seres más viles que ha existido: en un país normal, habría acabado en la cárcel, pero aquí, después de aplaudir las matanzas de Bonaparte, reinó durante diecinueve años repartiendo palos a todo el mundo. Dejó el trono a una hija putativa que, cuando alcanzó la pubertad, quiso desprenderse de algunas letras de este adjetivo. Alfonso XII de Puigmoltó y Godoy-Borbón consiguió engendrar un hijo póstumo. Este rey nonato, Alfonso XIII, no tuvo la dignidad de abdicar, sino que renunció a la corona. Por fin, el regente, Franco, estuvo deshojando la margarita durante cuarenta años. ¿Se convertiría en rey Juan, Juan Carlos o ese Borbón que se casó con su nieta?