Museo Giennense de Arte Ibérico |
Poco a poco, se ha ido imponiendo íbero sobre ibero. Recuerdo que en mi ya lejana adolescencia, ay, un profesor de Historia me recriminó por decir íbero. Me dijo que lo correcto era ibero, del latín ibērus. La confusión viene porque los habitantes de la antigua Numancia eran los celtíberos, no los celtiberos (celtĭbēri). ¿Por qué? Porque sí, me replicó mi profesor. Y con esa respuesta he decidido quedarme, con la de alguien que, en español, en latín, en griego, en francés, había leído cientos de libros sobre los romanos y los pueblos prerromanos. Ahora se está construyendo no el Museo del Arte Ibero (o Ibérico) sino el Museo del Arte Íbero: los logsianos van alcanzando el poder (el poder de manejar fondos públicos a su antojo) y los catedráticos de la UJA no quieren discutir con ellos, se muestran sumisos al poder.
Por cierto, hace poco un apparátchik me recriminó por escribir no jiennense o jienense, sino giennense; hasta llegué a temer que quisiera mandarme a Kolimá. Apenas tuve oportunidad de defenderme: le dije que existía un organismo de cierto prestigio que se llama Instituto de Estudios Giennenses. No le convencí, porque creyó que ese instituto era una invención mía, un loophole.