Después de la Gran Guerra, Austria fracasó en su intento de incorporarse a Alemania. Para los franceses era inconcebible que su rival, que había perdido Alsacia, Lorena, Schleswig, Danzig y Posnania, acabara la guerra más con mayor extensión y más poblado. No, Austria se convertiría en un pequeño país centroeuropeo, por mucho que aquello disgustara a un cabo austriaco que había luchado en un regimiento bávaro.
Una pequeña y fronteriza región austriaca, Vorarlberg, celebró un referéndum para incorporarse a la Confederación Suiza. Más del 80 % de los votantes estuvo a favor de la idea, pero algo salió mal: los suizos protestantes no querían un nuevo cantón católico y los suizos francófonos no querían un nuevo cantón germanófono. La incorporación de Vorarlberg fue rechazada alegando que una minoría importante de sus habitantes se había opuesto.