San Goderico de Finchale



Por un descuido injustificable, no podemos encontrar el nombre de Goderico en el santoral de la Iglesia Católica. Esto, empero, importa poco a los ingleses, que le consideran uno de sus santos nacionales. 

Nació en el penúltimo año del reinado de Eduardo el Confesor. Los padres de Goderico eran bastante humildes, por lo que nada hacía sospechar que se acabaría convirtiendo en consejero de reyes y obispos. Después de una juventud oscura, fue atraído a la vida monástica por San Cutberto, abad de Lindisfarne. 

Goderico pronto ganó renombre por su piedad, pero su fama se hizo imperecedera cuando decidió viajar a Tierra Santa. Hizo voto de no mojarse en todo el camino y ¡lo consiguió!  Se aseguró de esta manera la santidad.

Regresó a Inglaterra y se estableció en Finchale. Escribió poemas sacros y acogió en su ermita a miles de visitantes que querían verle y escuchar sus palabras. Murió superados los cien años, en tiempos de Enrique Cortacapa.