RDA




Hace unos días conocí a un berlinés, a un berlinés occidental, como él no dejaba de recordarme. No perdió oportunidad de manifestarme su odio a los alemanes orientales, a los ossis, como les llamaba. Me dijo que la República Federal hubiera debido construir un muro mucho más alto, de varias decenas de metros, para no ser invadida por ossis.

¿Por qué tanta inquina? Sin duda años de educación y televisión, incluso de soportar insultos orientales. También que, como funcionario, perdió una paga extraordinaria para ayudar a la unificación. Los Länder orientales son la Andalucía de Alemania, la tierra subsidiada, de los que no trabajan.

Me dijo que en Alemania Oriental todo estaba destruido, nada habían hecho después de la guerra. Le indiqué que si no lo habían hecho era para poder mostrar las consecuencias de una guerra capitalista y, en último término, del sistema occidental.

-No, no tenían dinero para reconstruir nada -me repitió.

-Sí, ya lo sé. Pero es mejor dejar esos edificios destrozados y asegurar que son un símbolo del armagedón occidental que reconocer que no tienen medios para reconstruirlos, como se hizo en la otra Alemania.


-No, no sabían construir nada -me dijo.

Y comenzó a hablarme del parlamento de la RDA, el Palacio de la República, construido en los años 70 y que tuvo que ser demolido hace unos años porque amenazaba ruina.






Y aquí llegamos a lo chusco, pues entre risas me contó que el metal del Palacio de la República, símbolo del socialismo, fue llevado para construir... el mayor edificio del mundo, Burj Khalifa, símbolo del petrocapitalismo.