Waterloo teeth |
Para los prosélitos de Adam Smith, los negocios son lo primero. Aunque la frase fue acuñada por Churchill durante la Gran Guerra, sirvió para describir una política que los súbditos de Albión venían siguiendo desde tiempo atrás. Un siglo antes, los soldados de Napoleón habían vestido uniformes tejidos en Gran Bretaña. Más adelante, los miles de jóvenes franceses (e ingleses) caídos en Mont-Saint-Jean todavía tenían cierto valor. Los contratistas del ejército, armados de tenazas, se apresuraron a arrancarles sus dientes.
Los secuaces de Stahlstadt no se quedaban atrás. Los cañones Krupp, vendidos a Suiza en plena guerra, acabaron machacando a los jóvenes reclutas alemanes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los campos de concentración nazis funcionaron mejor gracias a las tarjetas perforadas de IBM. Por su parte, Ford-Werke estuvo al servicio de la máquina de guerra alemana; una de sus filiales, Farben, fabricó el Zyklon B.
En la actualidad, las empresas de defensa siguen siendo las principales donantes en las campañas electorales estadounidenses. ¿No recordáis a Aaron Lake?