Monarquía, república e imperio

Luis XVI, Robespierre y Napoléon Bonaparte

El proceso se ha ido repitiendo una y otra vez: monarquía, república e imperio. Primero entre los griegos. A las monarquías aqueas y dorias siguieron los gobiernos aristocráticos y democráticos. Y luego, en el siglo IV, llegaron desde Macedonia unos reyes semibárbaros: Alejandro fundó su imperio mediante el rápido expediente de conquistar uno ya existente. 

En Roma, el último rey fue expulsado en 509. Durante cinco siglos, Roma fue una república. El caos del siglo I acabó cuando César se convirtió en dictador y su sobrino Octaviano, en príncipe. 

Luis Felipe, Alphonse de Lamartine y Napoleón III

En Francia, el proceso se repitió hasta dos veces: monarquía borbónica, primera república e imperio napoleónico, entre 1789 y 1815; monarquía borbónico-orleanista, segunda república y segundo imperio, entre 1815 y 1870.  

Guillermo II, Paul von Hindenburg y Adolf Hitler

En Alemania sucedió algo similar: monarquía (monarquía prusiana), república de Weimar y Tercer Reich. 

Alfonso XIII, Manuel Azaña y Francisco Franco

Aquí, en España, el rey abandonó el país en 1931. Se instauró una república, que duró hasta 1939. En octubre de 1936, Franco se convirtió en Jefe del Gobierno del Estado. El Napoleón gallego, por mucho que paseara bajo palio y usurpara el derecho de presentación, no llegó a convertirse en emperador. Los tiempos no estaban para esas ridiculeces, por mucho que Bokassa pensara lo contrario.