Siempre la había comparado con esos generales de Hitler, rápidamente ascendidos en 1940 o 1941, que después no conseguían sobresalir nunca más y acababan en Noruega, en un despacho de Zossen o jubilados. Últimamente la veo como esas ministras de Zapatero, nombradas no se sabe por qué oscura razón y que, una vez cesadas, pasan (tratan de pasar) rápidamente al olvido.
Marisa Tomei consiguió el Oscar en 1992 con My Cousin Vinny. Compitiendo con ella, una maravillosa Vanessa Redgrave, protagonista de Howards End. Todos esperaban oír el nombre de la actriz británica, pero Jack Palance, supuestamente drunk (o stoned), leyó el de Marisa Tomei.
De la misma manera que las ex de Zapatero han tenido que llevar la pesada carga de su gestión ministerial, Marisa Tomei ha intentado demostrar en cada película que ella se merecía aquel Oscar. Sólo lo ha conseguido unas pocas veces. Con The Wrestler, por ejemplo, película que es casi una imagen de su carrera. Muchos suspiran por un Oscar; a veces es mejor que no te lo den.