En Bowling for Columbine, Michael Moore elabora una complicada teoría para explicar el gran número de muertes violentas que se producen en su país: todo es consecuencia de un pasado marcado por la peligrosa frontera. Antes, sin embargo, muestra lo fácil que resulta comprar un arma y adquirir municiones. Ya se sabe lo que decía Chéjov: donde hay una pistola debe haber un disparo. En Estados Unidos, hay más de 10.000 asesinatos al año. Y están contentos porque en países como México, con un tercio de población, la cifra es similar. En Colombia, en los últimos 35 años, ha habido más de 600.000 asesinatos y muertes violentas; sólo en 2012 la policía detuvo a más de 10.000 personas que portaban un arma ilegal. Quizá lo que habría que intentar es que no hubiera tantas armas. En países donde resulta difícil adquirirlas, las muertes violentas bajan: en Japón sólo se producen unos 300 asesinatos al año y en España, alrededor de 100. No, las armas de fuego no hacen a un país más seguro, sino todo lo contrario. Cualquiera que lleve armas tiene más probabilidades de morir asesinado.