Pearl Harbor y Jumonville Glen



En un emotivo discurso, el presidente Roosevelt señaló que el día en que las tropas japonesas atacaron Pearl Harbor sería recordado como el día de la infamia: una nación atacaba a otra sin previa declaración de guerra. El presidente de los Estados Unidos hablaba en una ciudad cuyo nombre homenajea a un militar que sirvió en el ejército revolucionario y, previamente, en el inglés. Este militar, cuyo nombre ahora no puedo recordar, atacó en 1754, sin previa declaración de guerra, a un grupo de soldados franceses que estaba recorriendo territorio francés. Ante el vendaval de disparos, el oficial francés, Joseph de Jumonville, se rindió al teniente coronel británico. Sin embargo, un jefe iroqués, aliado de los británicos, mató a Jumonville de un hachazo en la cabeza (¿en El último mohicano, no mataban los indios a blancos que se habían rendido?).

Desde luego, no quiero comparar la batalla de Jumonville Glen con Pearl Harbor. Está claro que a los japoneses les movió la infamia, mientras que a los anglosajones les mueven otros principios menos criticables: empuje, impulsividad, arrojo, acometividad, heroísmo.