Boris Gromov


Los estadounidenses se retiraron discretamente de Vietnam. La única imagen de derrota fue la de esos marineros del portaaviones Blue Ridge que arrojaban helicópteros al océano para hacer espacio en cubierta a los refugiados que huían de Saigón.



Boris Gromov fue comandante del 40º Ejército soviético. Llevó el infierno a Afganistán pero que no pudo vencer a los pastunes. En marzo de 1988 se convirtió en Héroe de la Unión Soviética después de haber dirigido con éxito la Operación Magistral, que supuso la liberación de Khost y la derrota del belicoso Haqqani. Gromov tuvo la brillante idea de simular un ataque de paracaidistas sobre el paso de Satukandav. Los muyahidines comenzaron a disparar, revelando sus escondrijos. La artillería soviética machacó sus posiciones y las tropas terrestres no tuvieron dificultades en tomar el paso.

Un año después, el 15 de febrero de 1989, Gromov fue el último soldado soviético en abandonar Afganistán. Desde luego, todo un éxito, si se tiene en cuenta la triste suerte seguida por las tropas de Elphinstone.



Gromov comenzó su carrera política: miembro del Congreso de Diputados del Pueblo, gobernador militar de Kiev y, ya en la nueva Rusia, viceministro de Defensa, diputado de la Duma, gobernador del Oblast de Moscú.