Aborto



Delicado asunto éste, muy delicado. Vaya por delante que yo estoy en contra del aborto, aunque hay ocasiones, cuando el feto tiene malformaciones o el embarazo puede ser peligroso para la salud de la madre, en que mis convicciones se debilitan. Vaya también por delante que nunca reprocharé a ninguna mujer que haya abortado; como mucho, elogiaré a aquella que en el último momento decidiera no hacerlo.

Hay muchas cosas que no entiendo, que me resulta difícil comprender: que en ocasiones los antiabortistas estadounidenses recurran a la violencia y al asesinato para defender unas convicciones que ellos llaman pro-life; que los que defienden la abolición de la pena de muerte estén a favor del aborto; que los que defienden la pena de muerte estén en contra del aborto; que los defensores del aborto digan que éste depende de una decisión de la madre; que los vehementes defensores del aborto condenen aún más vehementemente el infanticidio. Ah, sí, no olvido a aquella ministra española que dijo, para justificar una ley de plazos, que un feto de menos de 14 semanas es un ser vivo, pero no un ser humano.

En fin, que el debate sobre el aborto está lleno de argumentos espurios.