Like a Virgin



Cuando en el telediario informan de que Madonna saca un nuevo disco, inicia una nueva gira, da un concierto, participa en una película, publica un libro, se separa de su último novio, me resulta ya indiferente, me da igual. Es como si estuvieran hablando de una artista china, Wei Wei o Sa Dingding. Pero no fue siempre así. Para mí, Madonna será siempre la Madonna de Like a Virgin. Durante años, escuché el LP en una casete de 45 minutos, que tenía que estar rebobinando continuamente. ¡Qué tiempos! Ahora paso horas y horas escuchando la misma canción, pero eso resultaba imposible entonces: había que escuchar el disco entero y los artistas no podían permitirse canciones de relleno aburridas o irritantes.

La canción que da título al álbum, a pesar de la chabacana y torticera glosa que de ella hace Quentin Tarantino en Reservoir Dogs, sigue siendo mi favorita. Me resulta maravilloso el vídeo de “Material Girl” y la propia canción, entonada con una voz aguda muy sensual. Estas son las canciones que todavía programan en las radios de música de los sesenta, setenta y ochenta. Definitivamente, la canción de la que nos enamoramos de Madonna es “Angel”. She must be one. 

Like a Virgin tiene otros singles notables: “Over and Over”, “Dress You Up”. Por fin, “Love Don’t Live Here Anymore” preludia todos esos vericuetos que recorrería Madonna en los siguientes treinta años. 

En ocasiones, la Madonna actual canta alguno de las canciones de los ochenta. Adopta un tono cansado, cínico. Marilyn Manson lo hace mucho mejor.