¡Tierra! El nombre sugiere, al menos, una superficie algo mayor. No, simplemente se refiere al hecho de que el islote está situado más cerca de la costa que la isla de Mar. Famosa porque hace unos días fue asaltada por activistas marroquíes y se convirtió en refugio de inmigrantes ilegales, que no imaginaban que Europa estuviera tan cerca y fuera tan fácil acceder a ella.
De los tiempos de la piratería berberisca, se conservan gran cantidad de torres de vigilancia en la costa meridional y levantina. Las numerosas vigías construidas a partir del siglo XVI todavía se pueden ver en Málaga, en Murcia, en Almería. A parte de esta táctica reactiva, España también adoptó una estrategia más proactiva. Había que combatir a los berberiscos en su propia tierra. Fue por eso que se conquistaron islotes, presidios, fortalezas. En las costas de Marruecos sigue habiendo algunos despojos de los que España se resiste a deshacerse, pues, ¿quién asegura que Mohamed VI se contentará sólo con el Peñón de Alhucemas o la isla de la Tierra?
Si la situación parece absurda, imaginen lo que sucede en el Egeo, donde Turquía y Grecia se disputan islotes pelados donde no podrían vivir ni las cabras. En los años 90, estuvieron a punto de llegar a la guerra por Imia (Kardak para los turcos). Hace unas semanas hubo una orgía de violencia antinipona en China porque un grupo de japoneses había desembarcado en las islas Senkaku (Diaoyutai para los chinos), un archipiélago minúsculo situado cerca de Taiwán.
Sí, islas en medio del mar, pero ningún país tiene un islote rozando las costas de otro. Bueno, uno de los botines obtenidos por los británicos en las guerras napoleónicas fue la isla de Heligoland, que acabaron permutando por Zanzíbar; todavía pretendieron quedárselo después de la Segunda Guerra Mundial, pero lo acabaron entregando a los alemanes en 1952. Antes, se deshicieron de algunas toneladas de bombas; los mal pensados dijeron que la intención de los británicos había sido destruir la isla. Cuando los chinos nacionalistas emprendieron la apresurada huida que les llevó a Taiwán, conservaron las islas de Quemoy, frente a las costas de Fujian.
De los tiempos de la piratería berberisca, se conservan gran cantidad de torres de vigilancia en la costa meridional y levantina. Las numerosas vigías construidas a partir del siglo XVI todavía se pueden ver en Málaga, en Murcia, en Almería. A parte de esta táctica reactiva, España también adoptó una estrategia más proactiva. Había que combatir a los berberiscos en su propia tierra. Fue por eso que se conquistaron islotes, presidios, fortalezas. En las costas de Marruecos sigue habiendo algunos despojos de los que España se resiste a deshacerse, pues, ¿quién asegura que Mohamed VI se contentará sólo con el Peñón de Alhucemas o la isla de la Tierra?
Si la situación parece absurda, imaginen lo que sucede en el Egeo, donde Turquía y Grecia se disputan islotes pelados donde no podrían vivir ni las cabras. En los años 90, estuvieron a punto de llegar a la guerra por Imia (Kardak para los turcos). Hace unas semanas hubo una orgía de violencia antinipona en China porque un grupo de japoneses había desembarcado en las islas Senkaku (Diaoyutai para los chinos), un archipiélago minúsculo situado cerca de Taiwán.
Sí, islas en medio del mar, pero ningún país tiene un islote rozando las costas de otro. Bueno, uno de los botines obtenidos por los británicos en las guerras napoleónicas fue la isla de Heligoland, que acabaron permutando por Zanzíbar; todavía pretendieron quedárselo después de la Segunda Guerra Mundial, pero lo acabaron entregando a los alemanes en 1952. Antes, se deshicieron de algunas toneladas de bombas; los mal pensados dijeron que la intención de los británicos había sido destruir la isla. Cuando los chinos nacionalistas emprendieron la apresurada huida que les llevó a Taiwán, conservaron las islas de Quemoy, frente a las costas de Fujian.