Causalidad troyana



En la Ilíada, cuando Homero narra la muerte del troyano Fereclo, no deja de hacer notar que fue el carpintero que fabricó los barcos que permitieron que Paris pudiera visitar Grecia. Por lo tanto, le considera responsable de todos los acontecimientos posteriores: el rapto de Helena, el asedio de Troya, la muerte del propio Fereclo, la destrucción de Troya...

A veces me entretengo imaginando en funcionamiento los mecanismos de la causalidad troyana:

  • La gran guerra duró cuatro largos años por culpa de las almorranas del emir de los uzbekos, que incapaz de subirse al caballo no pudo descubrir los movimientos de las tropas alemanas; esto desencadenó la turbia derrota rusa en Tannenberg.
  • Aquel piloto que se despistó y cayó en territorio belga provocó que Hitler aceptará el plan de Manstein.
  • Franco fue el responsable de la publicación de los libros de Cioran en España, al expulsar a Savater de la universidad y obligarle a ganarse la vida como traductor.
  • David Lurie se encuentra con su cita de los jueves en el centro comercial. Situación incómoda. Ella no quiere verle más. Lurie se siente solo, por lo que se acuesta con una alumna y acaba perdiendo su trabajo. No sé qué pasa a continuación porque dejé de leer el libro, cuyo título, supongo, se refiere a la desgracia que le ha caído al que lo ha comprado.
  • Hitler aprueba el examen de acceso a la escuela de Bellas Artes, inicia una prometedora carrera como pintor, se casa con una judía, se une a los surrealistas... Ah, no, todo esto sucede en la novela de Éric-Emmanuel Schmitt.
  • Etc.